10 trucos para escribir bien (7)

GUÍA PARA PEQUEÑOS APRENDICES DE ESCRITOR
TRUCO 7 


 7. NO SE ESCRIBE COMO SE HABLA
   Juan de Valdés decía: Escribo como hablo.


Pero añadía: Solamente tengo cuidado de usar vocablos que signifiquen bien lo que quiero decir.
Cuando hablamos utilizamos un discurso entrecortado, plagado de repeticiones, muletillas y expresiones propias del lenguaje oral y que, además, no sigue estrictamente la lógica sintáctica.

Al escribir, debemos evitar ser coloquiales y repetitivos; tenemos que intentar construir correctamente las oraciones y utilizar el vocabulario con precisión (ver truco 8). Sin embargo, eso no significa que se deba escribir de forma oscura o barroca, ni queriendo pasar por eruditos. Escribir como se habla no es un mérito estilístico; la escritura no es un método de comunicación espontáneo, sino cuidado y revisado (incluso cuando más sencilla parece).
 
Ejemplo de escritura sencilla:
“Era un viejo que pescaba solo en un bote en el Gulf Stream y hacía ochenta y cuatro días que no cogía un pez. En los primeros cuarenta días había tenido
consigo a un muchacho. Pero después de cuarenta días sin haber pescado los padres del muchacho le habían dicho que el viejo estaba definitiva y rematadamente salado, lo cual era la peor forma de la mala suerte, y por orden de sus padres el muchacho había salido en otro bote que cogió tres buenos peces la primera semana. Entristecía al muchacho ver al viejo regresar todos los días con su bote vacío, y siempre bajaba a ayudarle a cargar los rollos de sedal o el bichero y el arpón y la vela arrollada al mástil. La vela estaba remendada con sacos de harina y, arrollada, parecía una bandera en permanente derrota”. (El viejo y el mar, Hemingway

  Ejemplo de escritura compleja:
“La casa se llenó de amor. Aureliano lo expresó en versos que no tenían principio ni fin. Los escribía en los ásperos pergaminos que le regalaba Melquíades, en las paredes del baño, en la piel de sus brazos, y en todos aparecía Remedios transfigurada: Remedios en el aire soporífero de las dos de la tarde, Remedios en la callada respiración de las rosas, Remedios en la clepsidra secreta de las polillas, Remedios en el vapor del pan al amanecer,
Remedios en todas partes y Remedios para siempre. Rebeca esperaba el amor a las cuatro de la tarde bordando junto a la ventana. Sabía que la mula del correo no llegaba sino cada quince días, pero ella la esperaba siempre, convencida de que iba a llegar un día cualquiera por equivocación”.
(Cien años de soledad, Gabrie García Márquez)
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¿Cuidas tu expresión cuando escribes? ¿Prefieres un estilo sencillo o más elaborado? Déjame un comentario.

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